Si en el libro que significa Rammstein este es su última hoja, el punto final sabe bien.
Han pasado 27 años de Herzeleid el primer disco de Rammstein, es evidente que el sonido primario se mantiene pero ha evolucionado. El citado y Sehnsucht (1997), parecen cortados por la misma tijera. Mutter (2001), significó un peldaño más en nuevos bríos -para muchos es su mejor trabajo-. Reise, Reise, (2004), fue una expansión de sonidos y hechuras; con este se hizo banda de estadios. Rosenrot (2005), su punto más melódico -para muchos su trabajo menos destacado-. Liebe ist für alle da (2009), mostró la faceta más oscura de la banda mientras que el homónimo de 2019 dividió opiniones.

Con su octavo disco Zeit, Richard y Paul demuestran que aún pueden hacer canciones con riffs pantanosos; un Till que muestra un rango vocal impecable con letras más reflexivas -otras tantas bastante sosas; un Oli siempre discreto, pero profundo; Schneider y sus tamporazos cronometrados; pero el álbum se lo lleva Flake con toda la gama expansiva de su instrumento: sintetizadores, secuencias electrónicas, atmósferas orquestales y hasta trompetillas de feria que le dan una frescura y colores sin igual.
La placa arranca con ‘Armee der Tristen’ cuya estructura hace recordar un poco a Dalai Lama solo que aquí el sintetizador de Lorenz abre y todo el tiempo resuena en segundo plano.
Se asoma ‘Zeit’, primer sencillo de la placa la cual conocimos hace un mes, en retrospectiva es de las piezas más tenues. Semánticamente es la base de todo el álbum; el tiempo y sus efectos.
‘Schwarz’, es la pieza más floja, suena anticlimática y parece nunca despegar. Si no estuviera, nadie la extrañaría.
La parte sueve del disco ha terminado, ahora se vienen los sonidos dance y la tarola en apogeo. ‘Giftig’ arranca con notas sumamente electrónicas y riffs machacantes. Escucharla y no recordar ‘Waidmanns Heil’ es imposible.
‘Zick Zack’, también por todos conocida, es la canción más simple de todo el disco. En otra banda sonaría ridícula, en Rammstein y todo su mundo, es solo una raya más al tigre. “Ahora el pene vuelve a ver el sol”, reza una de sus líneas.
‘OK’ es Rammstein en todo su esplendor. La entrada electro, los riffs asesinos y tarola tupida a negras. ¡Gran canción para tocar en directo!
‘Meine Tränen’ baja de nuevo las revoluciones con otra balada teuntona, que sirve como puente para volver a tomar aire. Acá de nuevo trata temas entre madre e hijo y como éste es maltratado por su progenitora.
Llega el turno de ‘Angst’ el tercer sencillo; oscura, pesada, con un recoveco marcial y un tercer acto con Till inquietantemente macabro. La rola aborda los miedos desde el punto de vista infantil. Acá Lindemann va desde lo melódico, pasando por lo narrativo y hasta los gruñidos.
Como si se tratase de la feria del pueblo comienza ‘Dicke Titten’; alegre, esperanzadora, juguetona, para acto seguido entrar por todo lo alto un sonido asesino y por demás pesado que hará mover sin tregua por los siguientes tres minutos. Líricamente es risible, basta con saber que en español se títula ‘Tetas Grandes’.
‘Lügen’ es todo un poema. Til se la pasa recitando melódicamete mientras por ahí surcan notas similares a las de ‘Klavier’.
El final del disco y posiblemente de los canciones inéditas de Rammstein llega con ‘Adieu’ (Adiós). Dese el disco anterior se viene rumorando que se acerca el final de la banda y ésta parece ser una carta de despedida: “Adieu, goodbye, Auf Wiedersehen/You have to go the final way alone” (Adiós, adiós, adiós/ Tienes que recorrer el camino final solo) se escucha. La pieza conjuga pasajes melódicos pero con fuertes y marcados riffs.
Zeit ¿El mejor disco de Rammstein? Personalmente no, ese lo pelean entre ‘Mutter’ y ‘Reise, Reise’, pero con este álbum la banda suena en nota alta.
Si en el libro que significa Rammstein este es su última hoja, el punto final sabe bien.


En las tocadas me late hacer slam, pero en mi casa sí le meto al tropical.
Amante de superhéroes. Río como mecanismo de defensa #ChinoMorenoEsMiPastor
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