Desde su creación hace ya 40 años, Metal Blade Records ha sido uno de los sellos màs influyentes en la historia del Metal, quien a la cabeza de su fundador y CEO Brian Slagel ha ayudado a impulsar las trayectorias de incontables bandas entre las cuales se encuentran nombres emblemáticos como Mercyful Fate, Slayer, Behemoth, Cannibal Corpse e incluso Metallica.
Como celebración de cuatro décadas de contínua actividad en pro del crecimiento del género, Metal Blade Records reunió un cartel sumamente demoledor que en 4 bandas logra simbólicamente encarnar lo que representa Metal Blade Records: Los años de incansable trayectoria con Cannibal Corpse, la solidez del presente con Whitechapel y Revocation y finalmente la proyección del futuro con Shadow Of Intent. Extendiéndose a lo largo de 29 fechas en Estados Unidos y finalizando con broche de oro en Ft Lauderdale, Florida. Fecha a la cual tuve la gran fortuna de poder asistir, generando gran expectativa a las bandas, fanáticos y para mí debido a la gran energía que caracteriza a los fanáticos en este estado que históricamente ha tenido una gran importancia en la escena mundial del Death Metal.
Aunque cada una de las bandas de este line-up era un verdadero espectáculo garantizado, una vez más mi mayor expectativa recaía sobre la presentación de Whitechapel, quienes no sólo lanzaron apenas el año pasado Kin (El cual considero el mejor álbum de 2021), sino también porque palabras más palabras menos: Son mi banda favorita.
Cumpliendo una vez más con mi tradición fuertemente arraigada de la cultura metalera latinoamericana llegué a la fila lo más temprano posible, unas 6 horas antes de la apertura de puertas, coincidiendo exactamente con un gran amigo que conocí en mi primera experiencia en Revolution Live viendo en directo a Whitechapel en el año 2019, ambos fuimos una vez más los 2 primeros en llegar a la fila. Un gran presagio que nos hacía creer que justo como aquella ocasión esta sería una fecha para no olvidar.
La emoción previa al evento no sólo era palpable entre los fanáticos sino también entre los integrantes de las bandas quienes desde temprano empezaban a pasearse por los alrededores del recinto. Tuve la oportunidad de saludar entre ellos a David Davidson, mi amigo Brett Bamberger y Ash Pearson de Revocation, quienes se disponían a preparar sus equipos previo a la prueba de sonido, al igual que al talentoso Ben Duerr, vocalista de Shadow Of Intent y a Brandon Zackey de Enterprise Earth quien para esta gira asumió el gran reto de sentarse detrás de la batería para tocar con Whitechapel.
Con la prueba de sonido de Whitechapel con temas como “A Bloodsoaked Symphony”, “The Ones That Made Us” y “Our Endless War” retumbando a travès de las puertas dicha emoción seguía en aumento, ya que la banda sonaba increíble y con una emoción palpable de Phil Bozeman en su voz mientras la prueba de sonido se llevaba a cabo. Al terminar la prueba de sonido pude encontrarme con varios de los integrantes de Whitechapel uno por uno. Primero con Ben Savage, luego con Zach Householder y al rato con Alex Wade, a quienes les di algunos detalles típicos de Colombia y los cuales recibieron con gran alegría (En especial Ben Savage, quien se paseaba por todo el lugar luciendo con orgullo el sombrero vueltiao).
Luego de conversar con Alex Wade por un momento él regresó al autobús de la banda y al poco tiempo después sale el mismísimo Phil Bozeman, quien de inmediato me recordó de la primera vez que nos encontramos en 2019 y me saludó con gran entusiasmo y visible emoción. Luego tuvimos una breve pero enriquecedora conversación de poco más de 5 minutos, generalmente se ve como un tipo sumamente serio, pero esta vez se le notaba de un buen humor tan grande que minimizó por completo mis nervios al estar frente a uno de mis máximos ídolos en el mundo del Metal.
Al ser un sello con 4 décadas de actividad en el mundo del Metal, era de esperarse que Metal Blade reuniera distintas generaciones en un mismo evento atraídas por bandas de distintas generaciones. Lo curioso y genial fue ver algunos metaleros más “Vieja guardia” entre los 40-50 años escuchando en parlantes álbumes como el Reclaimer de Shadow Of Intent y a jóvenes entre los 18-20 años luciendo chalecos con parches de Cannibal Corpse mientras conversaban sobre la importancia e influencia que ha tenido esta banda en la historia del Death Metal, un intercambio generacional que fue muy agradable de ver.
Al ingresar al venue tuve un nuevo deja-vu, ya que una vez más logré ubicarme en la primera fila para ver con el mayor detalle posible todas las presentaciones, justo en el mismo lugar de la última vez que estuve, listo una vez más para contemplar grandeza sobre ese escenario, la cual no tardó en aparecer.
Empezando con las emociones de la noche saltó de inmediato a escena Shadow Of Intent con la explosiva “Barren And Breathless Macrocosm” donde los liderados por Ben Duerr liberaron un gran poderío que de inmediato me recordó por qué Revolution Live es el venue con el mejor sonido y la mejor acústica en el que he estado durante todos mis años asistiendo a shows en directo.
Más allá del sonido del venue, lo que realmente es de admirar es el acople tan impecable de la banda. Liderados por el virtuoso trabajo de Chris Wiseman en la guitarra con tremendos riffs y solos, el gran performance de Andrew Monias tanto como en el bajo como en los coros y el poderío técnico de Bryce Butler en la batería quien viene tocando con Shadow Of Intent desde un tiempo atrás en directo, pero acaba de hacer su debut como integrante oficial de la banda con la grabación de su más reciente álbum de estudio titulado Elegy, de donde se desprendieron la mayoría de canciones que compusieron el gran setlist de la banda.
Por supuesto no está demás mencionar lo imponente que es Ben Duerr tanto como vocalista como frontman. En ambos aspectos hace un trabajo aplastante, ya que desde lo vocal tiene una identidad muy propia que lo hace único, pero al mismo tiempo es como un cyborg que absorbe los estilos de varios vocalistas para hacerlos suyos. Lo hace en canciones tan variadas como “Barren And Breathless Macrocosm” con el estilo de Trevor Strnad, en “Where Millions Have Come To Die” con el de Phil Bozeman, en “Blood In The Sands Of Time” con el de Chuck Billy y finalmente en “The Catacombs” con Dickie Allen (Siendo esta última la mayor demostración del poder de Ben Duerr en este show), donde interpreta sus versos de una manera tan natural como aterradora. Phil Bozeman definitivamente no estaba jugando cuando dijo que Ben Duerr es el llamado a ser el futuro de los vocalistas del Metal extremo.
Aún con los oídos retumbando por la gran presentación de Shadow Of Intent sale rápidamente Revocation, quienes con un pequeño y entretenido soundcheck con David Davidson conversando con la gente mientras calibraba el sonido de su guitarra improvisando uno que otro solo e incluso tocando el riff principal de “Symbolic”, invocando el espíritu del máximo héroe caído del Death Metal de Florida.
Terminando con un “Check! Check! 1! 2! Heavy Metal rules!” de Davidson, Revocation encendió la fiesta con un dinámico setlist que abrió con la gran “Madness Opus” (Mi canción favorita de la banda) y con cada canción iba aumentando la velocidad del gran circle pit que se fue formando en torno a esta gran presentación.
Esta marcaría la tercera vez que vería en directo a Revocation, pero sin embargo siempre logran encontrar alguna manera para que su show resulte fresco, entretenido y sorprendente. Esta vez con la adición de Noah Young en la segunda guitarra quien hizo una gran labor al acoplarse a la banda añadiendo además vocales muy demenciales que se complementan perfectamente con los grandes patrones rítmicos de Ash Pearson en la batería y la gran puesta en escena de mi gran amigo Brett Bamberger, liderados por el grandioso David Davidson quien es de por sí un grandioso showman en directo.
Al referirme a David Davidson es válido mencionar que además de ser sin duda alguna mi guitarrista favorito del Metal moderno es un frontman con personalidad y carisma únicos que se traduce perfectamente a su música y sus presentaciones en directo, teniendo un balance perfecto entre ser un shredder súper técnico de academia y al mismo tiempo ser el alma de la fiesta. Una buena muestra de esto es la canción “That Which Consumes All Things” donde tras un gran despliegue técnico a lo largo de la canción comandó toda su furia en el breakdown final, siendo esta sección descrita por el mismo Davidson como “Su momento favorito” en los shows de Revocation, reforzándolo esto aún más extendiendo dicho breakdown e incluso tocándolo más lento. Haciendo que todos y cada uno de los presentes (Incluso los guardias de seguridad) agitaran sus cabezas con fuerza.
Al finalizar la fiesta del Death Metal traída por Revocation había llegado el momento que esperé por casi 3 años desde la última vez que los vi, a su vez el momento por el cual había viajado desde mi natal Colombia. En contados minutos estaría una vez más frente a mi banda favorita por segunda vez y cada movimiento en el escenario previo al show hacía que la emoción aumentara. El ver el telón con la portada de Kin (Su último álbum) en el fondo, la logística ubicando las plataformas “Ego-raisers” en el escenario, mis amigos al notar mi visible emoción no paraban de preguntarme “Estás listo?” e incluso Brandon Zackey armando la percusión en tiempo récord. Pocos minutos después las luces se apagan y en medio de los cánticos “Whitechapel! Whitechapel!” el momento había llegado.
Con el primer riff de entrada de “Brimstone” y un explosivo grito gutural de Phil Bozeman Whitechapel hacía su gran entrada. Llevándonos de vuelta directamente a El Valle siguiendo con las poderosas “Forgiveness Is Weakness” y “Black Bear” con un Bozeman que irradiaba odio y furia con toda la fuerza posible. Amparado por la siempre sólida sección de cuerdas conformada por Alex Wade y Zach Householder en guitarras rítmicas, Ben Savage en guitarra líder y Gabe Crisp en el bajo, quienes en conjunto sin lugar a dudas siguen siendo hasta el sol de hoy la banda mejor ecualizada que jamás haya escuchado en directo.
Cabe destacar además la gran labor de Brandon Zackey en la batería, quien se acopló perfectamente a todas las canciones de distintas épocas y álbumes de la banda desde The Somatic Defilement hasta Kin, siendo en “The Ones That Made Us” (Canción perteneciente a Kin) donde Brandon brilló con mayor fuerza acertando cada uno de los fills e incluso en el complejo patrón rítmico del bridge de esta canción. Algo que incluso él admitió ser su mayor desafío a la hora de aprenderse el setlist de Whitechapel para esta gira, todo esto mientras estaba de gira con su banda Enterprise Earth. Demostrando su maratónico compromiso como profesional.
Cuando tuve la oportunidad de ver a Whitechapel en directo en 2019 sabía que sin duda volvería a verlos en directo, pero aquella vez dejaron las expectativas muy altas que incluso llegué a dudar si superarían el calibre de aquel show. Dichas expectativas quedaron pulverizadas con el setlist tan violento que prepararon para esta gira, desempolvando clásicos de la banda como “Prostatic Fluid Asphyxiation” donde Phil Bozeman desata las profundas y endemoniadas voces guturales que lo convirtieron en uno de los máximos referentes del Deathcore, seguido por la ya legendaria “This Is Exile”. 2 canciones que no fueron incluídas la primera vez que vi a Whitechapel en directo, estableciendo un nuevo nivel de pesadez e intensidad mucho mayor a aquella primera vez.
Una vez más para cerrar otro show para no olvidar Whitechapel toca la canción/emblema de la banda: “The Saw Is The Law”. Canción que aún tras un demoledor e intenso setlist todos coreábamos con toda la energía, incluso el mismo Phil quien una vez más haciendo gala de su stamina en directo la cantó como si fuera la primera canción del setlist incluso en sus versos más rápidos. Dejándome una vez más tras el “You are nothing, we are everything” final con la sensación de que volveré a ver en directo a esta banda.
Terminado el show de Whitechapel muchos quedamos exhaustos, pero aunque fuera difícil debido al hacinamiento de la primera fila que aumentaba de cara al show final había que encontrar un segundo aire de alguna forma, puesto que lo íbamos a necesitar. El staff de seguridad quienes a lo largo de las presentaciones hicieron un gran trabajo garantizando la seguridad de los asistentes (En especial de los crowd surfers que aterrizaban por montones) muy amablemente nos brindó botellas de agua a aquellos que quedamos atrapados en la primera fila, ayudándonos a alistarnos para el remate de un gran evento.
Sin necesidad de mayores rodeos ni parafernalia sale al escenario una de las mayores bandas referentes en la historia del Death Metal no sólo en Florida sino a nivel mundial: Cannibal Corpse. Quienes sin perder tiempo desencadenaron el caos con la frenética “The Time To Kill Is Now” dando rienda suelta a los mosh pits más salvajes que Florida tiene para ofrecer, los cuales con el gran repertorio de bandas que había pisado el escenario se pensaría que serían suavizados, pero al salir Cannibal Corpse dichos mosh pits aumentaron de golpe su intensidad.
Desde su entrada al escenario Cannibal Corpse y en especial George “Corpsegrinder” Fisher tuvieron una recepción digna de héroes con grandes ovaciones, cánticos y grandes reacciones de parte del público quienes por las casi dos horas de duración del show con temas de su más reciente álbum Violence Unimagined y temas legendarios como “Addicted To Vaginal Skin”, “Fucked With A Knife” y “I Cum Blood”.
Es remarcable el gran porte y carisma de Corpsegrinder como frontman, quien además de tener una incansable y atronadora voz es demasiado imponente en escena sin contar su gran personalidad y sentido del humor. Siendo comunes los discursos y chistes en medio de canciones que siempre incluían gran participación y conexión con el público. (Aún si era para escuchar los ya habituales “Fuck Chris Barnes!” que el público en distintas giras cantaba como rechazo hacia las declaraciones hechas semanas atrás por quien fuese el vocalista original de la banda).
Al llegar el final del show se acercó personal de seguridad extra a la primera fila para contener al público para el explosivo cierre con la canción más emblemática de la banda y la primera canción de Death Metal que escuché a los 14 años: “Hammer Smashed Face”. Todo el recinto entró en un frenesí inmediato que de no parar la canción podría haber seguido toda la noche.
Todo aquel que me conoce muy bien sabe que aunque siempre he tenido un gran respeto por la gran influencia y trayectoria de Cannibal Corpse no son mi banda favorita del Death Metal, pero con la absoluta cátedra de Death Metal puro y directo que brindaron en quizá uno de los shows más intensos que he presenciado tengo un nuevo nivel de respeto hacia ellos. Demostrando con signos de exclamación en este cierre de gira que Florida es el santuario del Death Metal y ellos son los indiscutidos emperadores allí.
Al finalizar el show me dispuse a salir a encontrarme con algunos amigos que perdí de vista en medio de los mosh pits de Cannibal Corpse, a la vez que me encontré una vez más con Gabe Crisp, Ben Savage y Alex Wade de Whitechapel quienes antes de despedirse (Con la certeza de que nos encontraremos de nuevo) tuvieron un gran detalle conmigo. Un setlist que al verlo me pareció increíble, pero al ver con detenimiento y notar que tenía las firmas de todos los integrantes de la banda junto con una pequeña dedicatoria me pareció lo más increíble del mundo. Un deja-vu final de un detalle que un gran amigo (Quien tristemente en esta ocasión no pudo reunirse con nosotros) tuvo conmigo la primera vez que vi a Whitechapel en 2019.
Recuerdo que al terminar aquel show en 2019 salí con la sensación de que un día así se repetiría, pero lo vivido en esta ocasión lo superó con creces. Por lo cual en esta ocasión tengo la certeza de que en una eventual próxima vez será incluso mejor.
Para cerrar, me quedo con una frase que George Fisher dijo en su último discurso antes de cerrar el show:
“Despite what some people say… Death Metal is better than ever!”
Contador de historias por pasión y periodista de profesión. Guitarrista ocasional y metalhead de tiempo completo. “Viviendo un concierto a la vez”.
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