En el cada vez más amplio panorama musical de los últimos años, ha ido siendo mayor el reto a la hora de crear una obra que trascienda más allá de lo sonoro y lirical. El Metal no ha sido la excepción, ya que con cada año que transcurre, para el público general es más difícil evitar pensar en ocasiones “Ya todo ha sido hecho”.
Whitechapel en sus años más recientes de trayectoria no han sido ajenos a este tipo de imaginario, ya que con sus primeros 3 álbumes se convirtieron en estandartes del Deathcore, un subgénero en el cual la pesadez instrumental y lírica es de suma importancia. Sin embargo ellos han demostrado que pueden alcanzar ese nivel supremo de pesadez que el fanático del Deathcore siempre demanda.
Al publicar The Valley en 2019, Whitechapel con su nombre ya consolidado en la escena del Deathcore decide cambiar la aproximación a su música en una movida al principio cuestionada, pero al final alabada por la gran mayoría. La banda en este punto no necesitaba demostrar su estatus en la escena, el enfoque principal fue maximizar la expresión y vaya que lo lograron de manera acertada.
Siendo considerado a menudo como “Un álbum con vida propia”, The Valley más que un trabajo musical y el retrato de los años más oscuros de la infancia de Phil Bozeman, es una ventana hacia nuestras emociones más profundas. Es de ahí donde yace la verdadera fuerza de este álbum, el poder de moldearse a nuestras vivencias e incluso estado de ánimo con canciones que expresan diversas emociones que convergen entre sí. Siendo esto potenciado aún más 2 años después con el lanzamiento de lo que sería su álbum sucesor, Kin. Un disco que nace a partir de los relatos contados en The Valley.
Desde el lanzamiento de The Valley ha sido inevitable imaginar cómo sería experimentar dichas canciones en directo. No pasó mucho tiempo para poder escuchar sencillos ya emblemáticos como “When A Demon Defiles A Witch”, “Brimstone” o “Black Bear”. Canciones que ya son piezas fijas en los set lists de la banda. Aún así nos quedaban por escuchar en directo cortes más profundos como “We Are One” o “The Other Side”, canciones que con el pasar de los años aún esperábamos poder escuchar algún día.
La idea de escuchar The Valley en su totalidad en directo era algo que se veía todavía muy lejano, aún cuando era algo recurrente para Whitechapel tocar discos emblemáticos como This Is Exile en su totalidad. Ya que en ese entonces era el décimo aniversario del disco que los llevó a la fama, por lo cual si queríamos eso con The Valley tendríamos que sentarnos a esperar.
Por fortuna, no tuvimos que esperar una década para ello…
A principios de 2023 todos estábamos expectantes por el anuncio de una eventual gira de Whitechapel como acto principal, pero al revelarse que en dicha gira The Valley sería interpretado en su totalidad la magnitud fue aún mayor. Por fin podríamos escuchar canciones que esperaron años para ser liberadas en directo y podríamos ver a Phil Bozeman expresar de manera directa los relatos plasmados en sus letras. Haciendo que este gran álbum encuentre una manera de generar expectativa, llegando a la magnitud definitiva: Escucharlo en directo.
La ciudad elegida para nuestra cita en El Valle sería Nueva York, en el icónico Gramercy Theathre que agotó sus entradas en un 21 de Abril de 2023 que ya es parte de la memoria de muchos. La anticipación de esta gira y este show en particular pudo sentirse con los fans llegando desde tempranas horas al lugar del evento, incluso aquel sujeto que pasó en su automóvil gritando con emoción “¡Whitefuckingchapel!” mientras pasaba por el lugar. Algo premonitorio del ánimo que se viviría al iniciar el show.
Ya al entrar al recinto del evento no tuvimos que esperar para que las emociones se encendieran a cargo de las bandas de apertura de élite que tendríamos. Rápidamente los versátiles Entheos liderados por Chaney Crabb y Navene Koperweis iniciaron una gran velada de Metal con su increíble despliegue instrumental y sus “Jazzpits”, siguiendo después con Signs Of The Swarm y su brutal puesta en escena en la que se destaca su feroz líder David Simonich con sus voces demoníacas. Para así llegar a los veloces y divertidos Archspire quienes mantuvieron las revoluciones a tope.
Tras finalizar las presentaciones de estas 3 grandes bandas, la emoción aumentaba cada segundo a medida de que el equipo de producción iba preparando el escenario. Aún tras haber visto a Whitechapel en directo en ocasiones anteriores, era imposible escapar de ese nivel de expectativa minutos antes de su show. Sin embargo, esta vez se percibía distinto, como una especie de presentimiento de que viviríamos algo como nunca antes.
Un momento clave fue cuando se encendieron las luces del resto del escenario, revelando el telón con la ya icónica portada de The Valley, como si el gran ojo nos hubiera estado observado todo este tiempo mientras las demás bandas tocaban, abriéndose así el sendero hacia el valle y haciendo así su entrada la banda que todos vinimos a ver: Whitechapel.
Finalmente con las primeras notas de “When A Demon Defiles A Witch” ellos aparecen, Whitechapel anuncia su llegada al escenario, una vez las guitarras, la batería y la voz de Phil Bozeman todos los presentes estallan al ritmo de los frenéticos compases de esta explosiva canción.
En el intermedio de esta canción el mismo Phil nos da la bienvenida a El Valle, procediendo a interpretar de manera versátil una sección en voz limpia, dando paso al genial solo de Ben Savage y llegando de nuevo al emotivo estribillo que es coreado con un fervor inmenso por todos en el Gramercy Theatre.
Adentrándonos en la historia de The Valley, seguimos con la feroz “Forgiveness Is Weakness” donde Phil Bozeman a partir del primer “He is finally dead!” empieza a destilar el odio más visceral imaginable, en versos tan afilados que cortan como dagas ocultas en el rincón más profundo de su memoria y salen a relucir para atacar al demonio de su pasado.
La daga se clava aún más hondo en “Brimstone”, donde Phil continúa emanando el odio visto en la canción anterior. Esta vez escupiendo fuego y azufre con poderosas voces guturales, amparadas por los aplastantes riffs del trío de guitarras compuesto por Ben Savage, Alex Wade y Zach Householder. Destacando además la sólida columna de sonido creada por Gabe Crisp en el bajo, haciendo que esta canción se sienta como los latidos de un corazón poseído por la furia.
En todas las ocasiones que hemos podido ver en directo a Whitechapel, no ha habido ninguna sensación que se pueda comparar con “Hickory Creek”. Al iniciar el primer acorde de la canción fue como sentir un bloque de hielo deslizándose sobre tu espalda, cambiando el ambiente del lugar que hasta hace unos minutos estaba con la energía a toda potencia.
“Hickory Creek” es una canción que puede describirse como “El corazón de The Valley”, es aquí donde Phil Bozeman se deshace de su armadura de Metal y expone su lado más emotivo, plasmado en una hermosa interpretación con voces limpias que conmovió a todos los asistentes, algunos llegando incluso casi hasta las lágrimas.
Al notar el ambiente emotivo tras”Hickory Creek”, una vez más Phil Bozeman decide cambiar la atmósfera del lugar diciendo “¡No hay tiempo para estar tristes!”, dando así paso a “Black Bear”, una de las canciones insignia de este álbum. Donde una vez más empezó a haber acción en los mosh pits.
Las revoluciones estaban a punto de aumentar con una de las canciones más esperadas de la noche: la feroz “We Are One”. Una veloz canción que desató caos en el lugar con rápidos mosh pits que iban a la par de los potentes blast-beats de Brandon Zackey en la batería.
Sin duda alguna “We Are One” es la canción que demuestra cómo Brandon Zackey se ha ganado sus alas como baterista de Whitechapel, ya que en esta canción él se convierte en un ejército de un sólo hombre y despliega su gran versatilidad técnica. Algo que ya ha sido reconocido en su trabajo con Enterprise Earth, pero ahora con Whitechapel lo consolida como uno de los bateristas más destacados del Metal en la actualidad.
Continuamos con “The Other Side”, otra canción especial que hizo su debut en esta gira de The Valley. Esta canción destaca sobre toda la demás por ser un grito de esperanza en medio del odio y el dolor, teniendo momentos claves como el hermoso solo de guitarra interpretado por Ben Savage, siendo este uno de los solos más emblemáticos de su trayectoria.
Seguimos luego con el escalofriante performance de “Third Depth”, donde Phil Bozeman presenta de manera acertada una faceta que transmite vulnerabilidad y desesperación en sus versos de voces limpias para luego ir ganando fuerza en el oscuro estribillo una vez más.
“Lovelace” es otra canción que hizo su debut en directo con esta presente gira y aunque no ha tenido tanta repercusión como otras canciones en The Valley, funciona demasiado bien cuando se escucha el disco en su totalidad. Este concierto no fue la excepción, ya que en directo se potencia aún más por la gran manera en la que Phil Bozeman transmite la desesperación que esta canción expresa.
Nuestro viaje por el valle llega a su final con “Doom Woods”. Una canción emotivamente poderosa cargada con una atmósfera oscura y depresiva. El performance de Phil Bozeman en esta canción fue simplemente majestuoso, destacando un momento cuando antes del primer estribillo dijo “El diablo es real, lo he visto. Ahora vamos a dar un paseo con él”, para luego continuar con una imponente actuación donde su puesta en escena fue única, cerrando con el “The devil is alive” del verso final.
Con esto termina el disco, pero aún nos aguardaba mucho más, ya que con “I Will Find You” Whitechapel nos recuerda que hay vida más allá de El Valle. Siendo esta la canción de apertura de Kin resultó muy acertado incluirla, ya que el verso inicial “The devil is dead!” crea un hermoso contraste con el verso final que escuchamos con “Doom Woods” anteriormente al cerrar la fase de The Valley.
A continuación, en medio de los cánticos de “¡Whitechapel! ¡Whitechapel!” de todos los presentes, era hora de entrar a la recta final de este inolvidable concierto, con Phil haciendo un llamado a todos los fanáticos de la vieja escuela de Whitechapel para las siguientes tres canciones. Dando paso de golpe a la primera de ellas: “Prostatic Fluid Asphyxiation”.
A partir de este punto, veríamos algo que fácilmente podría ser comparable con un demonio siendo desencadenado desde las profundidades del infierno. Phil Bozeman sube la brutalidad hacia 11 y hace unas voces guturales tan aplastantes como en sus tiempos de juventud en la época de The Somatic Defilement, tomándose incluso el tiempo en interacciones de decir por medio de gestos “¿Más fuerte? Ok, como deseen”, para así cerrar con el breakdown final de esa canción, que fue como estar frente a un volcán explotando y emanando magma por todos lados, siguiendo con una transición magistral hacia “Possession”, otra gran canción clásica de Whitechapel. Dando una antesala además de lo que será el próximo álbum de la banda, ya que ha sido descrito como “Lo más pesado que hayan grabado” y un verdadero regreso al sonido brutal que los hizo leyendas del Deathcore.
Antes del concierto pudimos conversar con Phil Bozeman y no deja de asombrar ese nivel de contraste que existe en su persona. Fuera del escenario es alguien sumamente calmado y relajado, pero cuando pisa el escenario ya no estás frente a un hombre, sino ante una verdadera fuerza de la naturaleza. Ciertamente cada vez quedan menos adjetivos entre todos los que se han usado para describir su capacidad vocal; lo han llamado un monstruo, una bestia, un demonio e incluso un dios. Pero sin duda tras este concierto, podemos afirmar que estamos ante el mejor frontman del Metal moderno en la actualidad.
Para finalizar este encore y este inolvidable concierto, Whitechapel nos trae uno de sus mayores clásicos: “This Is Exile”. Donde por última vez, el furioso público de Nueva York dio todo de sí en los mosh pits y crowdsurfing con una energía y pasión inmensas. No es para menos, después de todo esta fue la escena que vio nacer el Slam.
Con un último y ruidoso “This world is ours!” gritado por todos los presentes, termina este gran concierto que quedará en la memoria de todos los que tuvimos la fortuna de asistir.
Por fortuna también tendremos la oportunidad de recordar este gran show de una gran manera con Live in The Valley, el próximo disco en directo de Whitechapel grabado en su natal Knoxville, donde la banda interpretó grandes canciones de The Valley, Kin y otros clásicos, de esa manera podremos recordar también nuestra propia experiencia y vivirlo una y otra vez en nuestras mentes.
Muy pocas bandas en la actualidad son capaces de redefinir el término “Pesadez” en el Metal, pero Whitechapel con The Valley logró esto con creces al probar que es posible añadir emociones profundas y auténticas del ser humano en la música. Otro gran logro en la historia de Whitechapel que se sigue escribiendo en la actualidad y en los años que están por venir.
Contador de historias por pasión y periodista de profesión. Guitarrista ocasional y metalhead de tiempo completo. “Viviendo un concierto a la vez”.
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