Intenso, crudo, brutalmente honesto. La elegante discreción con la Placebo vuelve después de varios años de “silencio” contrasta con el poderoso despliegue de talento que escuchamos en su ya octavo disco de estudio, el recién lanzado Never Let Me Go.

Desde “Loud Like Love’ (2013), el dúo virtuosamente conformado por Brian Molko y Stefan Olsdal no había vuelto al mercado con un álbum de larga duración inédito.

Antes de su lanzamiento oficial, la agrupación inglesa estrenó algunos singles en una suerte de selección estratégica para darnos una idea y a la vez, crearnos lejanas expectativas de lo que realmente resulta ser este álbum en su conjunto.

Y es que Never Let Me Go es un viaje al pasado y al “futuro” de Placebo, un futuro que es hoy, su sonido, clásico e inconfundible se reconoce en cada acorde, en cada verso, en los matices que Molko usa en su interpretación… pero también es algo nuevo, es más intenso, es más contundente, más maduro que sus antiguos trabajos.

Canción por canción

El álbum abre con Forever Chemicals”, una pieza que, aún con sus toques sensuales de sintetizador, arranca suave para abrir paso al sencillo “Beautiful James”, un corte cadencioso que te deja adivinar la versatilidad con la que Placebo nos llevarán de la mano a lo largo de su elepé.

 “Hugz” nos deja escuchar esa faceta juguetona del letrista tan cínico como hábil para hacernos golpetear el piso con la punta del pie, mientras que Happy Birthday In The Sky” nos administra secuencias de guitarras con coros catárticos que te recorren el sistema nervioso de punta a punta.

Sin llegar siquiera a la mitad del disco, The Prodigal” aparece con ternura para tomarte desprevenido y hacerte explotar el corazón con la magia de los violines y una liberadora declaración de vitalidad, toda la que pueda haber en un alma deprimida.

Las siguientes dos piezas son las más cercanas a críticas políticas-sociales; “Surrounded By Spies” es el pretexto de Molko para hablar de su aversión al uso nocivo que se da a la tecnología, mientras que “Try Better Next Time” nos aterriza en la realidad que como especie hemos creado, una oda torcidamente alegre al fin de nuestro tiempo en este planeta.

Lo que hace Placebo hacia la segunda mitad de Never Let Me Go es arrojarnos a la cara todas las razones por las que podemos declararlos uno de los dúos más afortunados de la música actual.

“Sad White Reggae” pareciera una pieza introspectiva en la que Brian Molko destapa la nostalgia por sus raíces al tiempo que transparenta esa visceralidad sensual que lo dibuja completo, mientras que con “Twin Demons” no se deja fuera la constante de cantarle a lo que atormenta a las mentes con adicciones y pensamientos abrazados por la oscuridad.

El final del camino comienza con “Chemtrails”una joya. La añoranza, la melancolía, la manera en que esta canción te habla viene de un espíritu desterrado al que todavía le quedan fuerzas para levantarse; no puedes más que erizarte con los arreglos que confeccionan esta pieza magistral.

La terna de canciones que cierra el álbum la componen “This Is What You Wanted”, una canción que se antoja de descanso y que va sobre hacerte responsable de tus propias expectativas; “Went Missing”, en la que Brian te habla llana y disimuladamente sobre algunas de sus batallas personales y la turbia “Fix Yourself”, un anti himno, ese pisotón al optimismo que se antoja tanto en este mundo, en estos tiempos. Una digna manera de suspirar por el final de este obra de arte.

Así, Molko y Olsdal hacen gala de su experiencia, juegan a reacomodar emociones en un amplio rango, desde la desilusión hasta las retorcidas ganas de seguir aquí por menos prometedores que los panoramas parezcan; todo sin dejar su estilo atrás pero tampoco calcándolo holgazanamente.

Placebo volvió sin pretensiones, se perciben libres, con historias para que cualquiera las haga propias, Placebo regresó para musicalizar la angustia propia de nuestra supervivencia, para regalarnos sonrisas resignadas con miradas esperanzadoras y viceversa. Todo mientras bailamos, cantamos y nos abrimos a la vida. Placebo lo volvió a hacer.