Para todos aquellos que hemos estado siguiendo el gran momento actual del Deathcore ha sido normal escuchar el nombre de Enterprise Earth, ya que esta sin duda ha sido una de las bandas más activas y relevantes de la actualidad.

El gran momento de esta banda parte del lanzamiento del grandioso álbum titulado The Chosen en 2022, disco muy versátil que fue recibido de manera positiva por la escena del Deathcore. Aún con la repentina salida de su vocalista y fundador Dan Watson poco tiempo del lanzamiento de este disco, la actividad de la banda no se detuvo en lo absoluto ya que Enterprise Earth dio la bienvenida a su nuevo vocalista: El versátil Travis Worland.

Ya con Worland en sus filas, Enterprise Earth se embarca en numerosas giras promocionando The Chosen en Estados Unidos y Europa, a la vez que se lanzan varios singles de gran calidad en las que se destaca la habilidad de su nuevo vocalista y ciertos ajustes a su sonido, ganando mayor libertad sonora y añadiendo varios elementos que brindan mayor crecimiento a lo que se venia haciendo desde su último álbum y se traduciría a un eventual próximo trabajo de larga duración.

Es aquí cuando llegamos a Death: An Anthology. Un disco sumamente dinámico donde Enterprise Earth se toma una mayor libertad con su música para llevarla a nuevos niveles de calidad, variedad y pesadez (Tanto instrumental como emocional) a una escala mucho más grande que la vista en The Chosen.

Con sólo 5 segundos tras presionar el botón de “Reproducir”, sabemos que estamos ante una obra maestra. Ya que “Abyss” nos da una apertura triunfal a lo que será un disco muy especial, pasando rápidamente con la explosiva “Face Of Fear” donde los demenciales patrones rítmicos establecidos por los riffs de Gabe Mangold y la sólida base rítmica de Brandon Zackey en batería y Dakota Johnson logran crear un perfecto caos controlado.

Esta canción sirve como antesala perfecta para lo que experimentaremos en este disco, no sólo por su fuerza sino también por ese emotivo bridge donde la melodiosa voz limpia de Travis Worland toma un gran protagonismo, pasando reflectores luego al glorioso solo de Gabe Mangold, quizá uno de los solos más memorables de su trayectoria en Enterprise Earth.

De inmediato continuamos con la veloz “The Reaper’s Servant”, donde la banda desata una velocidad muy inspirada por sus influencias Thrash Metal, pasando a los breakdowns característicos del Deathcore de una forma muy versátil. Se destaca la participación en esta pieza del feroz Darius Tehrani de Spite en las voces, uno de los mejores vocalistas del Deathcore moderno quien imprime su sello personal a la vez que complementa el ambiente que esta canción presenta.

Seguimos con “Spineless”, una canción que inicia un intro sinfónico que nos lleva a un tema con instrumentales más pausados que canciones anteriores y se apuesta más por la ambientación, para luego subir revoluciones una vez más y recobrar la velocidad al llegar a otro gran solo de guitarra de Gabe Mangold. Pero, las sorpresas no terminan aquí, ya que tras el solo Brandon Zackey trae incluso sus influencias de sus días de percusionista banda marcial en una brillante sección de marcha para dar paso a un furioso breakdown.

A continuación tenemos “King Of Ruination”, primer single promocional de este disco que resulta ser uno de los temas más “Modernos” del disco, presentando una canción con una estructura y coros muy pegajosos. Pero al llegar a la mitad de esta canción aparece uno de los mejores vocalistas del Deathcore: Ben Duerr, quien hace una aparición especial y trae los guturales demoníacos característicos de su trabajo en Shadow Of Intent en un aplastante breakdown firma de Duerr.

Un calmado intro de guitarra nos da paso a “Casket Of Rust”, una sombría canción donde Travis Worland recita los primeros versos con una voz sumamente demoníaca. La canción toma mayor fuerza en cada sección y es cuando Brandon Zackey desata un feroz fill de batería cuando la canción despega totalmente, la velocidad y furia se apoderan de la atmósfera de esta sombría pista, culminando en un puente instrumental excelente donde Dakota Johnson toma mayor protagonismo con brillantes líneas de bajo que acompañan la malévola y versátil voz de Travis Worland.

Dando continuidad a la sombría atmósfera establecida por “Casket Of Rust” aparece “I, Divine”, una oscura pieza donde la batería no tiene la misma velocidad que piezas anteriores, pero Brandon Zackey brinda una verdadera clínica de percusión estableciendo patrones rítmicos que se mezclan con la atmósfera de la canción. Aún así, cuando menos lo esperas aparecen los rápidos blast-beats que te preparan para un sorpresivo breakdown, entregando así uno de los momentos más memorables de este álbum: Ese fill de doble bombo que incluye el sample del disparo. Te hace imaginar un AK-47 disparando ráfagas antes de dar un último tiro de gracia.

Quizá la mayor particularidad de este disco es la capacidad de mantenerte preguntando “¿Qué sigue después?” y tomarte desprevenido con giros instrumentales que no esperas. Lo vemos a lo largo de todas las canciones anteriores y una vez más con “Malevolent Force”, una de las canciones que generaron más expectativa por la colaboración especial de Wes Hauch, brillante guitarrista de Alluvial.

Esta gran pieza inicia con épicos riffs que rápidamente desencadenan una vez más esa gran velocidad característica del Thrash Metal que Enterprise Earth a este punto ya ha amaestrado. Aunque nos hubiera encantado que este ritmo en particular se hubiera mantenido por más tiempo (Ya que sólo dura algunos segundos), es de aplaudir cómo volvemos a una variación más pesada y evolucionada del riff que abrió la canción.

En papel al tener a un guitarrista de la talla de Wes Hauch incluído en esta canción y por supuesto a un virtuoso Gabe Mangold comandando las guitarras de este disco, por supuesto esperamos un épico cruce de solos. Lo cual efectivamente tuvimos y no decepcionó en lo absoluto, destacando además cómo sus estilos aún manteniendo sus particularidades se entienden perfectamente en pro de esta canción.

Algo que muchos no esperaban cuando este disco fue anunciado, era una pista instrumental y eso es justamente lo que recibimos con “Accelerated Demise”. Una pista que más que una canción instrumental es un jam de tres amigos divirtiéndose en grande.

Los poco más de 4 minutos que dura esta pista son magia pura, en secciones en las que no te queda otra cosa por hacer más que sonreír con secciones brillantes en las que Gabe Mangold, Brandon Zackey y Dakota Johnson nos regalan un verdadero banquete musical.

Ya casi finalizando este álbum llegamos a la que puede ser considerada la obra maestra no sólo de este disco, sino también quizá de toda la discografía de Enterprise Earth: “Blood And Teeth”.

Todo lo que hace grande a Enterprise Earth y todo lo que tanto apreciamos de esta banda, yace dentro de “Blood And Teeth”. Los memorables riffs, la emotividad, la velocidad y la pesadez vocal e instrumental; añadiendo ese memorable estribillo de Travis Worland como corona de una interpretación que define su carrera musical y posiciona su nombre en la discusión de los vocalistas más versátiles del Metal Moderno.

Cerrando este gran álbum aparece “Curse Of Flesh”, otra versátil canción donde se hacen presente los grandes cambios de ritmo y cuenta con la participación de Matt Heafy de Trivium en uno de los versos. Siendo algo muy genial de ver cómo esta canción tiene una sección tan apropiada para esta colaboración que se siente por segundos como si Matt Heafy formara parte de la banda.

La sección con la que esta canción termina es sumamente épica, cerrando una especie de círculo al terminar de la épica y emotiva forma que empezó la primera canción de este álbum. Algo muy digno para el cierre de esta obra de arte que acabamos de apreciar.

Death: An Anthology es un álbum que consigue trascender más allá de las etiquetas o tendencias de cualquier subgénero del Metal, representando un verdadero triunfo tanto para la banda como para toda la escena. Haciendo que se evidencie cómo es posible hacer que la musicalidad sea lo primordial para que un disco se convierta en una obra maestra. No nos extrañará cuando lo veamos entre los mejores discos de este año y también de esta década.

Calificación: 10/10